Rebeca Herrejón/Mural/29-05-09
Son guardabosques sin uniforme. Los miembros del Comité Salvabosque El Tigre II decidieron convertirse en vigilantes del Bosque El Nixticuil hace 4 años, para evitar la invasión y daño del área donde viven.
Su lucha inició el 18 de mayo del 2005, cuando el Ayuntamiento de Zapopan suprimió 390 robles adultos del bosque y pretendía instalar ahí los pies de casa para los afectados por las grietas de Nextipac.
Desde entonces, los integrantes del comité, todos vecinos de la Colonia El Tigre II —ubicada a un lado del Nixticuil— empezaron su labor para defender las mil 591 hectáreas que están declaradas como área natural protegida desde el 2007.
Cada año, antes de que inicie la temporada de estiaje, establecen un programa de combate a los incendios. Recorren la Avenida Ángel Leaño, una de las vías para llegar al Nixticuil, para recoger llantas, muebles, y cualquier desecho que pueda causar un incendio.
Al mismo tiempo, realizan quemas controladas y preparan el equipo contra incendios, que han adquirido con recursos propios, para ayudar a las cuadrillas municipales a sofocar los fuegos que se presentan en la temporada de secas.
Cuando llegan las lluvias, su trabajo también se transforma.
En el 2008, por ejemplo, plantaron 20 mil árboles, entre robles y pinos, que cuidan y riegan cada semana para garantizar su supervivencia, y ponen abono e insecticida orgánico a los ejemplares adultos que ya hay en el bosque, para garantizar su buen estado.
“Tratamos de ser autónomos en lo más que se pueda, hasta el momento hemos sido autónomos en todo, porque sabemos que el Gobierno no da nada de a gratis”, expuso Sofía Herrera, una de las activistas.
Pero también han sido la piedra en el zapato para el Ayuntamiento de Zapopan, en esta Administración y las anteriores.
Desde su creación, han denunciado cuando menos 10 proyectos que amenazan con consumir algún pedacito del Nixticuil, entre los que están la ampliación de la Avenida Ángel Leaño, la creación del tanque de agua elevado en ‘Los Robles’, y desarrollos inmobiliarios, como Verde Serena I, La Cima, San Lorenzo, y Bosque Encantado, entre otros.
Sus acciones se difunden por todo el mundo, pues cada vez que existe un incendio, agresión o denuncia, estos guardias ciudadanos publican comunicados y videos, que ellos graban y editan, en su bitácora de Internet.
En el comité hay de todo. Emiliano, el integrante más pequeño, apenas tiene unos meses de vida; Guillermina Hernández, la mayor, ya disfruta los beneficios de la tercera edad, pero participa en todas las actividades. En medio están Sofía, Adrián, y los adolescentes y niños que fungen como vigías mientras juegan en la calle.
Sin embargo, el activismo también les ha generado problemas.
El Ayuntamiento de Zapopan ha condicionado desde el 2006 la instalación de tubería de agua potable y drenaje en la Colonia El Tigre II, a menos de que los activistas permitan la invasión del área protegida.
Su lucha inició el 18 de mayo del 2005, cuando el Ayuntamiento de Zapopan suprimió 390 robles adultos del bosque y pretendía instalar ahí los pies de casa para los afectados por las grietas de Nextipac.
Desde entonces, los integrantes del comité, todos vecinos de la Colonia El Tigre II —ubicada a un lado del Nixticuil— empezaron su labor para defender las mil 591 hectáreas que están declaradas como área natural protegida desde el 2007.
Cada año, antes de que inicie la temporada de estiaje, establecen un programa de combate a los incendios. Recorren la Avenida Ángel Leaño, una de las vías para llegar al Nixticuil, para recoger llantas, muebles, y cualquier desecho que pueda causar un incendio.
Al mismo tiempo, realizan quemas controladas y preparan el equipo contra incendios, que han adquirido con recursos propios, para ayudar a las cuadrillas municipales a sofocar los fuegos que se presentan en la temporada de secas.
Cuando llegan las lluvias, su trabajo también se transforma.
En el 2008, por ejemplo, plantaron 20 mil árboles, entre robles y pinos, que cuidan y riegan cada semana para garantizar su supervivencia, y ponen abono e insecticida orgánico a los ejemplares adultos que ya hay en el bosque, para garantizar su buen estado.
“Tratamos de ser autónomos en lo más que se pueda, hasta el momento hemos sido autónomos en todo, porque sabemos que el Gobierno no da nada de a gratis”, expuso Sofía Herrera, una de las activistas.
Pero también han sido la piedra en el zapato para el Ayuntamiento de Zapopan, en esta Administración y las anteriores.
Desde su creación, han denunciado cuando menos 10 proyectos que amenazan con consumir algún pedacito del Nixticuil, entre los que están la ampliación de la Avenida Ángel Leaño, la creación del tanque de agua elevado en ‘Los Robles’, y desarrollos inmobiliarios, como Verde Serena I, La Cima, San Lorenzo, y Bosque Encantado, entre otros.
Sus acciones se difunden por todo el mundo, pues cada vez que existe un incendio, agresión o denuncia, estos guardias ciudadanos publican comunicados y videos, que ellos graban y editan, en su bitácora de Internet.
En el comité hay de todo. Emiliano, el integrante más pequeño, apenas tiene unos meses de vida; Guillermina Hernández, la mayor, ya disfruta los beneficios de la tercera edad, pero participa en todas las actividades. En medio están Sofía, Adrián, y los adolescentes y niños que fungen como vigías mientras juegan en la calle.
Sin embargo, el activismo también les ha generado problemas.
El Ayuntamiento de Zapopan ha condicionado desde el 2006 la instalación de tubería de agua potable y drenaje en la Colonia El Tigre II, a menos de que los activistas permitan la invasión del área protegida.
0 comentarios:
Publicar un comentario