Acentos
Razones para no votar 2
Rubén Martín
Están desesperados, incluso histéricos. La profunda fractura que existe entre la población mexicana y la clase política está siendo soporte de un movimiento que postula la anulación del voto o la abstención, que ha generado la irritación, la histeria y la preocupación de los profesionales del poder. En esta reacción alterada de la clase política nos han regalado algunas perlas, como la de María del Carmen Alanís, presidenta del tribunal electoral federal quien admite que votar “es la única forma en que pueden participar directamente en la toma de decisiones públicas”. Y como ya se dijo, no se pude llamar democracia a un sistema que concede apenas 30 minutos de participación (votar) cada tres años, que equivale al 0.0019 por ciento de tiempo en un trienio.
Aquí propongo otras razones para no votar, que se suman a las doce publicadas hace tres semanas.
1. Porque elegir forzosamente a un partido o candidato, aunque sea el menos malo no es democracia. Equivale a ir a una carnicería donde hay producto de baja calidad y sólo por el hecho de entrar estar obligados a comprar carne, aunque esté podrida.
2. Porque los defensores llaman democrático a un sistema político cuyos representantes populares (especialmente del Poder Ejecutivo) se dedican a impulsar la agenda de corporaciones y empresas que, como se sabe, tienen como fin procurar el lucro y el beneficio. Así lo confirman el sentido de las agendas de los gobernadores Alberto Cárdenas, Francisco Ramírez y Emilio González, siempre solícitos a atender y recibir empresarios y acudir a sus eventos, mientras desprecian, ignoran o incluso atacan a grupos y movimientos sociales que piden atención a sus demandas.
3. Porque la “transición democrática” en Jalisco no ha derivado en bienestar para la mayoría de los jaliscienses, pero sí ha sido sumamente provechosa para una clase política panista que se ha mudado a Valle Real, Providencia, Jardín Real, Bugambilias, que organiza bodas en Nueva Orleáns y que viaja constantemente a Las Vegas a jugar como nuevos ricos.
4. Porque lo que llaman democracia es el ambiente adecuado para que traficantes de influencias como Diego Fernández de Cevallos se muevan como pez en el agua y ganen al Estado enormes cantidades de dinero público gracias a sus relaciones.
5. Porque en doce años de alternancia política en Jalisco, las figuras de “democracia directa”, incluidas en la Constitución Política del estado, han sido letra muerta, como lo atestigua la solicitud de referéndum contra el alza del transporte público, avalada por casi 140 mil personas.
6. Porque un estado con las carencias de Jalisco no puede darse el lujo de pagar un aparato electoral que nos ha costado 1,520 millones de pesos entre 2001-2009, mientras los consejeros electorales ganan 20 veces más que el ingreso promedio de un trabajador en Jalisco (6,380 pesos mensuales) y perciben el equivalente al 25 por ciento del sueldo del presidente estadounidense Barak Obama (400 mil dólares anuales).
7. Porque las elecciones no son un debate y un método para elegir las mejores propuestas para la gente sino una puesta en escena mediática, donde se impone la política maquiavélica de conseguir los fines sin importar los medios, a base de mentiras, acceso comprado a los medios, y un cuantioso flujo de dinero oscuro que jamás es fiscalizado.
8. Porque la supuesta transición no ha tocado ni por asomo las corruptelas, ni la antidemocracia en los sindicatos mexicanos.
9. Porque votar no influye en el rumbo de la política económica de este país. Gane quien gane, las decisiones las toman un puñado de tecnócratas que manejan las instituciones financieras y económicas.
10. Porque, en suma, votar no sirve de nada, al menos a las clases bajas. Votar no ha servido para poner remedio al despojo de tierras ejidales y comunales de todo el estado. Votar no ha servido para remediar la contaminación en El Salto y Miravalle. Votar no ha servido para regular el crecimiento desordenado de la ciudad (dejado al burdo interés de la especulación). Votar no ha servido para tener un ingreso decente para quienes viven de su fuerza de trabajo. Si votar no ha servido para todas estas cosas, ¿para qué demonios sirve? El voto sirve para legitimar a una clase política incapaz y para dar aire artificial a un sistema político liberal que se cae a pedazos.
rubenmartinmartin.wordpress.com
Razones para no votar 2
Rubén Martín
Están desesperados, incluso histéricos. La profunda fractura que existe entre la población mexicana y la clase política está siendo soporte de un movimiento que postula la anulación del voto o la abstención, que ha generado la irritación, la histeria y la preocupación de los profesionales del poder. En esta reacción alterada de la clase política nos han regalado algunas perlas, como la de María del Carmen Alanís, presidenta del tribunal electoral federal quien admite que votar “es la única forma en que pueden participar directamente en la toma de decisiones públicas”. Y como ya se dijo, no se pude llamar democracia a un sistema que concede apenas 30 minutos de participación (votar) cada tres años, que equivale al 0.0019 por ciento de tiempo en un trienio.
Aquí propongo otras razones para no votar, que se suman a las doce publicadas hace tres semanas.
1. Porque elegir forzosamente a un partido o candidato, aunque sea el menos malo no es democracia. Equivale a ir a una carnicería donde hay producto de baja calidad y sólo por el hecho de entrar estar obligados a comprar carne, aunque esté podrida.
2. Porque los defensores llaman democrático a un sistema político cuyos representantes populares (especialmente del Poder Ejecutivo) se dedican a impulsar la agenda de corporaciones y empresas que, como se sabe, tienen como fin procurar el lucro y el beneficio. Así lo confirman el sentido de las agendas de los gobernadores Alberto Cárdenas, Francisco Ramírez y Emilio González, siempre solícitos a atender y recibir empresarios y acudir a sus eventos, mientras desprecian, ignoran o incluso atacan a grupos y movimientos sociales que piden atención a sus demandas.
3. Porque la “transición democrática” en Jalisco no ha derivado en bienestar para la mayoría de los jaliscienses, pero sí ha sido sumamente provechosa para una clase política panista que se ha mudado a Valle Real, Providencia, Jardín Real, Bugambilias, que organiza bodas en Nueva Orleáns y que viaja constantemente a Las Vegas a jugar como nuevos ricos.
4. Porque lo que llaman democracia es el ambiente adecuado para que traficantes de influencias como Diego Fernández de Cevallos se muevan como pez en el agua y ganen al Estado enormes cantidades de dinero público gracias a sus relaciones.
5. Porque en doce años de alternancia política en Jalisco, las figuras de “democracia directa”, incluidas en la Constitución Política del estado, han sido letra muerta, como lo atestigua la solicitud de referéndum contra el alza del transporte público, avalada por casi 140 mil personas.
6. Porque un estado con las carencias de Jalisco no puede darse el lujo de pagar un aparato electoral que nos ha costado 1,520 millones de pesos entre 2001-2009, mientras los consejeros electorales ganan 20 veces más que el ingreso promedio de un trabajador en Jalisco (6,380 pesos mensuales) y perciben el equivalente al 25 por ciento del sueldo del presidente estadounidense Barak Obama (400 mil dólares anuales).
7. Porque las elecciones no son un debate y un método para elegir las mejores propuestas para la gente sino una puesta en escena mediática, donde se impone la política maquiavélica de conseguir los fines sin importar los medios, a base de mentiras, acceso comprado a los medios, y un cuantioso flujo de dinero oscuro que jamás es fiscalizado.
8. Porque la supuesta transición no ha tocado ni por asomo las corruptelas, ni la antidemocracia en los sindicatos mexicanos.
9. Porque votar no influye en el rumbo de la política económica de este país. Gane quien gane, las decisiones las toman un puñado de tecnócratas que manejan las instituciones financieras y económicas.
10. Porque, en suma, votar no sirve de nada, al menos a las clases bajas. Votar no ha servido para poner remedio al despojo de tierras ejidales y comunales de todo el estado. Votar no ha servido para remediar la contaminación en El Salto y Miravalle. Votar no ha servido para regular el crecimiento desordenado de la ciudad (dejado al burdo interés de la especulación). Votar no ha servido para tener un ingreso decente para quienes viven de su fuerza de trabajo. Si votar no ha servido para todas estas cosas, ¿para qué demonios sirve? El voto sirve para legitimar a una clase política incapaz y para dar aire artificial a un sistema político liberal que se cae a pedazos.
rubenmartinmartin.wordpress.com
0 comentarios:
Publicar un comentario