miércoles, 24 de octubre de 2012

Había una vez una gran ciudad

Martes, 23 Octubre 2012 por Jorge Zul de la Cueva

Recuerdo un cartón de Falcón, no sé de cuándo, tal vez de una década atrás, donde acompañado de dibujos alusivos, venía el siguiente texto: “érase una pequeña ciudad con un gran lago y un gran bosque”. Luego,“érase una gran ciudad con un pequeño lago y un pequeño bosque”. Finalmente, “érase una gran ciudad”.
 
El tema del proyecto de urbanización denominado Mirasierra, no es nuevo y tiene como víctima al bosque del Nixticuil, en Zapopan. Se trata de uno de los dos bosques originarios (es decir que han estado ahí desde siempre) que nos quedan. O más bien que nos quedaban, porque un conjunto de sospechables circunstancias con tufo a cloaca y complicidades permitirá muy posiblemente la construcción del dichoso proyecto. Un bodrio que se comerá 60 hectáreas para hacerlas un desarrollo urbano tipo suburbio del sueño que tenían los estadounidenses en los años sesenta. 
 
Hace un par de años, en entrevista para la Universidad de Guadalajara, el doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Arturo Curiel Ballesteros, explicó que los motivos que esgrimía Mirasierra eran, por decir lo menos, cuestionables. 
 
Aseguraban que harían una zona de amortiguamiento o buffer ambiental, es decir que respetarían una especie de frontera o lindero entre el bosque y la zona urbana para no dañar al bosque (salvo por la construcción, sus deshechos, la generación de basura, el drenaje, el tráfico vehicular, la poda…), a Curiel le parecía que no era suficiente y que el bosque se vería dañado. 
 
Hoy, la Semarnat ha aprobado la manifestación de impacto ambiental y está evaluando el cambio de uso de suelo para convertir el bosque en ese proyecto urbano del que hay que decir algunas cosas que ameritan cierto sospechosismo y cierta conspiranoia.
 
De acuerdo con Sofía Herrera, activista social perteneciente al Comité Salvabosque el Tigre Dos, la manifestación de impacto ambiental aprobada la presentó Mirasierra respaldada por una consultoría de nombre Biosferazul, con la colaboración de Luis Toro, quien “hace poco se vio involucrado con la Villa Panamericana al justificar las descargas de la Villa a los acuíferos del bajío”
 
Además según el artículo 117 de la Ley Forestal, en caso de incendios provocados, se prohíbe el cambio de uso de suelo 20 años. Sofía Herrera afirma que “El Comité Salvabosque cuenta con 21 incendios registrados en terrenos de Mirasierra”, así que si la Semarnat actúa conforme a derecho y no con base en intereses particulares (luego de que los tres reyes magos nos entreguen nuestros regalos y los cerdos vuelen) tendría que negarle el cambio de uso de suelo a Mirasierra. 
 
Por último, de acuerdo con los activistas, el fraccionamiento una vez construido, tiene previsto extraer de los mantos acuíferos del Nixticuil cerca de 3 millones de metros cúbicos anuales y en un área natural protegida a nivel estatal y en algún lado tendrán que drenarlo.
 
Veremos qué dicen Semarnat, Biosferazul y Mirasierra, pero eso, por motivos de espacio, se hará la próxima semana.

0 comentarios: