sábado, 27 de octubre de 2012

La Jornada: Los de abajo En defensa de El Nixticuil


Gloria Muñoz Ramírez
 
Una caminata por el bosque nativo El Nixticuil, al norte de la zona metropolitana de Guadalajara, en Zapopan, Jalisco, permite apreciar el encino, el roble, el pino, el tepame y el huisache. Sobrevuelan aves en peligro de extinción y migraciones provenientes de Canadá. Es un pulmón verde, el más grande de la zona urbana, y a su alrededor se quieren montar 22 mil viviendas del proyecto Mirasierra que lo impactará directamente.
 
A pesar de que hace tres años la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) rechazó la construcción de un proyecto inmobiliario, por ser incompatible con El Nixticuil, la dependencia ya lo aprobó con la justificación de que no dañará zonas forestales, razón por la que más de 300 organizaciones ambientalistas, ciudadanas y académicas calificaron a la dependencia de irresponsable y cómplice de las inmobiliarias.

Un grupo de hombres, mujeres y niños acompañan un recorrido por el bosque de mil 850 hectáreas. Las mujeres van cortando flores de ornato silvestres, muestran las plantas medicinales y, orgullosas, caminan con sus niños bajo la sombra de los robles. Los vecinos originarios de El Nixticuil están organizados. Se han convertido en bomberos expertos, pues –acusan– los terrenos han sido incendiados de manera intencional en los últimos ocho años, con el objetivo central de acabar con la vegetación y facilitar los cambios de uso de suelo, en clara violación a la Ley General de Desarrollo Forestal.

Desde la parte más alta de El Nixticuil se observa la devastación y el avance voraz de la urbanización. Sofía, del Comité Salva Bosque, explica que en 2005 el ayuntamiento de Zapopan taló más de 400 árboles de roble, a raíz de lo cual empezó la organización de las familias vecinas al bosque. Adrián, por su parte, indica que han cuantificado siete proyectos distintos que amenazan el bosque, y todos tienen relación con gente de la clase política; hemos identificado capital local, como la firma Tierra y Armonía, o empresarios como el dueño del equipo de futbol Atlas, quien ahora es representante del gobierno de nuestro municipio por el PRD.

El bosque, cuenta Adriana, otra de las integrantes del comité, es un espacio natural que provee de agua a varias comunidades rurales y urbanas, es casa de cientos de especies animales y vegetales y alimenta al río Blanco, que riega gran parte de las últimas zonas agrícolas de Zapopan, que hace mucho fue el primer productor de maíz del estado.

Hoy, como hace siete años, las familias siguen dispuestas a defender el territorio sin gobiernos ni partidos, y de forma horizontal, pues así se constituyen.

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