El Nixticuil
Con preocupación he seguido el curso de la nueva ofensiva que las autoridades de Zapopan llevan a cabo contra el bosque El Nixticuil. Parecieran decididas a desaparecer uno de los últimos pulmones importantes de la zona metropolitana, de gran valor hidrológico, forestal, de fauna y escénico.
En esta vorágine depredadora, el alcalde de Zapopan, se ha convertido en el ariete de los profesionales de la urbanización, al dar el banderazo de arranque de las obras del fraccionamiento Verde I Serena, soportado en un supuesto estudio de impacto ambiental y autorizado en la pasada Administración.
Resulta paradójico que en tanto a escala mundial se debate sobre el tema del cambio climático y las medidas para contrarrestar sus efectos, en Zapopan se navegue a contracorriente, avalando la tala de árboles y la edificación de fraccionamientos en zonas con vocación forestal.
Hago un llamado a las autoridades para que dejen en paz al bosque, que suspendan las amenazas contra quienes no comparten sus puntos de vista e intereses. La cuestión del medio ambiente no se agota con expedir alegremente permisos y licencias municipales.
Démosle oportunidad al Congreso para que apruebe la iniciativa de decreto, que solicitó el propio Ayuntamiento de Zapopan, para declarar como área de protección hidrológica a las zonas comprendidas en el bosque Nixticuil-San Esteban-El Diente, que determina que la protección del área será para beneficio de la zona metropolitana.
Termino con una analogía que busca, al menos, la justicia literaria: si se hubiera escrito en nuestros tiempos la Divina Comedia, Dante habría reservado uno de los círculos más bajos y oscuros a quienes destruyen el medio ambiente. Tal vez los colocaría al lado de los incendiarios o en el bosque, donde habitan las almas convertidas en troncos que alimentan con sus hojas a las arpías, o quizá en la fosa donde están los bribones que, por dinero, hacen de un “No” un “Sí”.
En esta vorágine depredadora, el alcalde de Zapopan, se ha convertido en el ariete de los profesionales de la urbanización, al dar el banderazo de arranque de las obras del fraccionamiento Verde I Serena, soportado en un supuesto estudio de impacto ambiental y autorizado en la pasada Administración.
Resulta paradójico que en tanto a escala mundial se debate sobre el tema del cambio climático y las medidas para contrarrestar sus efectos, en Zapopan se navegue a contracorriente, avalando la tala de árboles y la edificación de fraccionamientos en zonas con vocación forestal.
Hago un llamado a las autoridades para que dejen en paz al bosque, que suspendan las amenazas contra quienes no comparten sus puntos de vista e intereses. La cuestión del medio ambiente no se agota con expedir alegremente permisos y licencias municipales.
Démosle oportunidad al Congreso para que apruebe la iniciativa de decreto, que solicitó el propio Ayuntamiento de Zapopan, para declarar como área de protección hidrológica a las zonas comprendidas en el bosque Nixticuil-San Esteban-El Diente, que determina que la protección del área será para beneficio de la zona metropolitana.
Termino con una analogía que busca, al menos, la justicia literaria: si se hubiera escrito en nuestros tiempos la Divina Comedia, Dante habría reservado uno de los círculos más bajos y oscuros a quienes destruyen el medio ambiente. Tal vez los colocaría al lado de los incendiarios o en el bosque, donde habitan las almas convertidas en troncos que alimentan con sus hojas a las arpías, o quizá en la fosa donde están los bribones que, por dinero, hacen de un “No” un “Sí”.
Edmundo Hernández Claro
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