Vecinos denuncian incendio provocado en El Nixticuil
En 2006 no se registró ningún siniestro, mientras en este año van cuatro.
El viernes pasado ocurrió el cuarto incendio en el bosque El Nixticuil, que consumió cerca de una hectárea. Miembros del Comité Salva Bosque aseguran que fue intencional: “Yo desconfío de todos, del Ayuntamiento de Zapopan, de la Universidad Autónoma de Guadalajara… pero tenemos que agarrarlos con las manos en la masa”, señaló Adriana Hernández Claro, integrante de la organización.
La parte incendiada está muy cerca de las casas de la colonia El Tigre II. El suelo quemado luce negro y contrasta con la tierra seca que se salvó de las llamas. Miembros del comité contabilizaron 102 árboles adultos que casi fueron consumidos por las llamas y 62 pequeños, plantados hace dos años, que prácticamente se perdieron en su totalidad.
El incendio ocurrió cerca de las 13:30 horas. Hernández Claro mostró una botella de cristal de refresco que, según ella, fue utilizada para esparcir el combustible, supuestamente petróleo, ya que hay poco pasto en el lugar y no habría manera de prenderle fuego sino a través de un material químico. También les cortaron la manguera de la cisterna que utilizan los vecinos para regar el lugar; además de que les quitaron las manijas de dos grifos para que no tuvieran agua.
La activista explicó que el incendio ocurrió donde los vecinos plantaron hace dos años robles, y el ayuntamiento pinos, los cuales riegan dos veces por semana y aprovechan para recoger cualquier cristal: “La zona está espulgadísima”.
Comentó que a diferencia del pino, el roble es un árbol que crece despacio y no en cualquier lugar; los de dos años de edad tienen a lo mucho unos diez centímetros de altura: “Primero crece para adentro para asegurar la absorción de agua”.
Hernández Claro supone que los causantes los han vigilado porque prendieron fuego justo cuando la mayoría de las vecinas llevan a sus hijos a la escuela.
Explicó que cuando se dieron cuenta, empezaron a apagar el incendio con azadones; unos 20 minutos después llegó una brigada de la Dirección de Ecología, que se les unió con herramienta y una bomba aspersor. Una hora después llegaron los bomberos, pero el fuego ya había sido sofocado.
A la vecina le llamó la atención que el año pasado no hubo ni siquiera un incendio, mientras que en éste ya van cuatro; todos ellos, ocurridos en abril. Se han consumido hasta el momento unas 16 hectáreas: “Ya no podemos salir porque nos da miedo que se prenda”. Según Hernández Claro, los responsables desean quemar el bosque para que no haya árboles y las desarrolladoras puedan construir en el lugar.
La semana pasada denunciaron que la Universidad Autónoma de Guadalajara ha etiquetado, con números clavados, más de 16 mil árboles en el predio que tienen en El Nixticuil, y temen que esto sea el paso previo para talarlos (Público, 17 de abril de 2007).
A pesar de que se ha buscado la postura de la Universidad, no ha habido respuesta.
La parte incendiada está muy cerca de las casas de la colonia El Tigre II. El suelo quemado luce negro y contrasta con la tierra seca que se salvó de las llamas. Miembros del comité contabilizaron 102 árboles adultos que casi fueron consumidos por las llamas y 62 pequeños, plantados hace dos años, que prácticamente se perdieron en su totalidad.
El incendio ocurrió cerca de las 13:30 horas. Hernández Claro mostró una botella de cristal de refresco que, según ella, fue utilizada para esparcir el combustible, supuestamente petróleo, ya que hay poco pasto en el lugar y no habría manera de prenderle fuego sino a través de un material químico. También les cortaron la manguera de la cisterna que utilizan los vecinos para regar el lugar; además de que les quitaron las manijas de dos grifos para que no tuvieran agua.
La activista explicó que el incendio ocurrió donde los vecinos plantaron hace dos años robles, y el ayuntamiento pinos, los cuales riegan dos veces por semana y aprovechan para recoger cualquier cristal: “La zona está espulgadísima”.
Comentó que a diferencia del pino, el roble es un árbol que crece despacio y no en cualquier lugar; los de dos años de edad tienen a lo mucho unos diez centímetros de altura: “Primero crece para adentro para asegurar la absorción de agua”.
Hernández Claro supone que los causantes los han vigilado porque prendieron fuego justo cuando la mayoría de las vecinas llevan a sus hijos a la escuela.
Explicó que cuando se dieron cuenta, empezaron a apagar el incendio con azadones; unos 20 minutos después llegó una brigada de la Dirección de Ecología, que se les unió con herramienta y una bomba aspersor. Una hora después llegaron los bomberos, pero el fuego ya había sido sofocado.
A la vecina le llamó la atención que el año pasado no hubo ni siquiera un incendio, mientras que en éste ya van cuatro; todos ellos, ocurridos en abril. Se han consumido hasta el momento unas 16 hectáreas: “Ya no podemos salir porque nos da miedo que se prenda”. Según Hernández Claro, los responsables desean quemar el bosque para que no haya árboles y las desarrolladoras puedan construir en el lugar.
La semana pasada denunciaron que la Universidad Autónoma de Guadalajara ha etiquetado, con números clavados, más de 16 mil árboles en el predio que tienen en El Nixticuil, y temen que esto sea el paso previo para talarlos (Público, 17 de abril de 2007).
A pesar de que se ha buscado la postura de la Universidad, no ha habido respuesta.
Guadalajara / Rafael Gandhi
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