viernes, 18 de septiembre de 2009

La Jornada Jalisco:

Bosques amenazados por el capital

JORGE ROCHA

Una de las premisas que dio sustento al desarrollo del capitalismo desde su nacimiento era la idea de la inagotabilidad de los recursos naturales y la disposición sin límite de todo aquello que la naturaleza nos proporciona para vivir. A pesar de que clásicos de la ciencia económica como Adam Smith escribieron sobre el stock limitado de acervo natural, los neoclásicos se olvidaron de ello y dieron rienda suelta al uso y explotación de dichos recursos, a pesar de que muchas culturas ya tenían asimilado el concepto de un patrimonio natural limitado y habían adaptado sus formas de vivir a esta disponibilidad, no sólo en el momento presente, sino ubicada en panoramas de tiempo de largo plazo. Un ejemplo de ello son las culturas indígenas mesoamericanas. En un escenario global donde la expansión ilimitada del capitalismo está encontrando barreras cada vez más difíciles de sortear provocado por la menor disposición de cantidad de recursos naturales, por la calidad cada vez más baja de los mismos, producto de la contaminación generada por el propio sistema y por las resistencias sociales que crecen y se multiplican para evitar estos despojos; la necesidad de expandir el uso y explotación de los recursos de la naturaleza en función de la reproducción del capital, se ha convertido en una acción esencial y estratégica de las empresas y en una fuente de acumulación cada vez más grande y apetitosa.

Uno de los recursos naturales más preciados que están en medio de estas disputas son los bosques, que proporcionan agua, maderas, tierras fértiles, oxígeno, flora, fauna y paisajes, por lo que no es gratuito que buena parte de los conflictos sociales en el país, tengan como epicentro a este tipo de territorios.

Ahora mismo la Zona Metropolitana de Guadalajara es escenario de un conflicto con estas características. La pretensión de construir un conjunto habitacional de alta densidad que albergará a unos 130 mil habitantes en parte del Área Natural Protegida del Bosque de El Nixticuil es un ejemplo de lo anterior. El proyecto residencial MiraSierra de Zapopan, prefigura la utilización de 691 hectáreas de terreno, entre las que se contemplan 72 hectáreas que están ubicadas en zona de bosque. Para esta porción de la zona, los desarrolladores han solicitado el cambio de uso del suelo y para ello han sometido el proyecto a una consulta pública en la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). El objetivo de este desarrollo inmobiliario es la construcción de 22 mil casas, áreas comunes y vías de acceso en siete polígonos.

El Comité Salvabosques Tigre II, organización que por años ha trabajado en esa zona cuidando el bosque y logrando que fuera declarado Área Natural Protegida en el año 2007, ha presentando una serie de objeciones contundentes frente a la construcción de este desarrollo habitacional impulsado por el Fideicomiso MiraSierra BBVA Bancomer, también conocido como Grupo Guadalajara.

Algunos de los puntos que destacan para oponerse a dicha construcción son los siguientes:

Que los polígonos proyectados no están frente al Área Natural Protegida, sino encima de la misma, es decir, que no se respetan los límites de esta demarcación.

Que en el proyecto MiraSierra no se contemplan las afectaciones que tendrán algunas zonas urbanas que colindan con el Bosque de El Nixticuil como El Tigre II, Nuevo México, Colinas de los Robles, Colinas del Río, Los Robles, entre otras. Sólo se mencionan algunas afectaciones parciales de zonas rurales.

Que durante el proceso de construcción, tanto de las casas como de las vialidades, los impactos al ecosistema del Bosque del Nixticuil serán muy agresivas y en algunos casos irreversibles.

Los trabajos de desmonte contemplan el derribo de 2 mil 580 árboles de roble, pino, tepame, guaje, guazima, huizache, jacaranda y sauce distribuidos en más de 60 hectáreas y sólo se prevé la restitución de ocho hectáreas.

Se afectará la vida y la conservación de 109 especies de plantas, 30 especies de aves, 21 de especies de mamíferos y 26 especies de anfibios y reptiles que habitan en el Área Natural Protegida.

Se invadirían zonas de recuperación del bosque y de uso restringido de acuerdo a los marcos normativos de las áreas naturales protegidas.

La explotación de pozos profundos para el abastecimiento de agua del desarrollo de MiraSierra contraviene los dos decretos de veda que existen para el Valle de Tesistán, además las perforaciones que se harán contravienen el artículo 5 del Reglamento en Materia de Impacto Ambiental. No existen en el proyecto previsiones al respecto de la sobre explotación del agua que sin duda se verá presionada por la necesidad de 130 mil personas más que llegarán a la zona, ni tampoco hay previsiones del manejo de las aguas residuales.

Hay seis especies amenazadas o en peligro de extinción que serían afectadas por estas construcciones y que no están reportadas en el estudio de impacto ambiental del proyecto MiraSierra.

Las propuestas del Comité Salvabosques Tigre II al respecto son que el proyecto MiraSierra de Zapopan es a todas luces inviable de acuerdo a los marcos normativos en materia ambiental, rechazan las políticas de privatización de los espacios y recursos naturales, por lo que exigen a la Semarnat hacer valer la ley y nieguen el uso de cambio de suelo al Grupo Guadalajara.

Este colectivo que se empeña en defender este bosque y que documenta casos al respecto, que combate incendios y además genera proyectos de educación ambiental con instituciones educativas como el Colegio Huellas, con su ejemplo nos invita a la solidaridad y a defendernos de la imposición de un nuevo proyecto de expansión del capitalismo. En nuestras manos está que sigan explotando la naturaleza en función de los intereses de unos cuantos o que de una vez por todas, los proyectos de desarrollo surjan desde las necesidades de las personas y no desde la óptica y requerimientos del capital.

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